viernes, 28 de diciembre de 2007

Cecilia Eraso. Nací en Neuquén en diciembre de 1978. Soy Licenciada en Letras de la UBA y vivo en Buenos Aires desde 1997, actualmente en Almagro pero paseé de lo lindo por los barrios porteños. Trabajo como docente en la carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA, en el CBC y en el curso de ingreso de la Universidad de Quilmes. También subsisto gracias al aporte de un cargo en un colegio secundario del barrio de Caballito que soporto como puedo. Además de poesía, alguna vez intenté sin éxito, pero aun sin rendirme, escribir narrativa. Publiqué algunas reseñas (en la revista web elinterpretador.net y en la revista Espacios de Crítica y Producción de la Facultad de Filosofía y Letras), a lo que le sumo la publicación de algunos ensayos y monografías, el ultimo de los cuales acaba de salir publicado en la revista www.elinterpretador.net y es sobre Pasolini. No tengo hobbies pero sí me he dedicado los dos últimos años a organizar el Encuentro Nacional de Estudiantes de Letras, que este año se hizo en Mendoza.


Suicidios

Los suicidas, qué raro, trabajan
siempre, viven, en las biografías
hasta el final: como si no fueran a
hacerlo, como si a ellos también
sorprendiera el desear, de pronto,
la muerte.

“Hizo esto y aquello; trabajó,
tuvo el hijo y después, en los ’70,
se suicidó”, dicen sus biografías.

Un hueco de escalera, un arma
inoportuna, el tren raudo, las mujeres,
su veneno, la asfixia, las arterias
descuidadas.

Los suicidas, pero qué raro, hasta el
último momento como si los
sorprendiera haciendo cosas, la muerte,
como quien intenta.

Es el relato que propicia esos
efectos, que estupidiza, simplifica
la absurda confusión de cada vida
suicidada que pasa, como de
repente, a la parte baja de un tren.


Del pasado contenido en una imagen

Hubo en el parque una locomotora vieja,
oxidada, para que jugáramos, sucia
con desperdicios humanos y tan felices
nosotros descompuestos.

La preferíamos por sobre el pasamanos,
más que a la pista, los patines, bicicletas;
la preferíamos tan sucia y descuidada

En aquel parque, hubo una locomotora
oxidada
por el pis y la arena del desierto.

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