martes, 25 de diciembre de 2007

Ana Victoria Cecchi nació en Buenos Aires en 1977 y vivió toda su infancia en Bolivia. Es socióloga, docente de la UBA e investigadora del Foncyt. Se especializa en el área de cultura. Sus cuentos se publicaron en diversas antologías de jóvenes escritores (Libros del Rojas, Clásica y Moderna y Sudamericana). Ha salido premiada en el concurso Interamericano de cuentos Fundación Avon 2006 y en el concurso Relatos de mujeres Biblioteca Esteban Adrogué 2007.


Fragmento del cuento Lo inasible del odio

Un solo gesto bastó para convertirme en un niño que, por un pasillo aterciopelado, caminó hasta Mugis con el espanto de la presencia de un antiguo temor a monstruos y profundidades. En la oscuridad de la sala, la sonrisa del Director creció primero con grandes mejillas y largos dientes afilados como dedos, tomó la forma de un verde estanque con blancas doncellas muertas, para luego convertirse en una oscura puerta que se abría ante mí. En cada uno de mis pasos un quejido agudo de la tela, advertencia última de espíritus enterrados bajo el acierto de haber permanecido dentro de los límites. En cada uno de mis pasos avanzaban también hacia Mugis otros pasos y nuevos quejidos. Otro gesto bastó para que todas las luces de la sala brillaran más blancas que nunca y en aquel rostro no se viera sino la calma de quien ha dado al fin con la réplica exacta de un ideal. Cabellos grises disimulaban el brillo de sus ojos oscuros, que al detenerse en los míos se burlaron de todos aquellos que, incapaces de comprender a los dioses, creen ver en éstos la encarnación del demonio. Me tomó por el brazo para ayudarme a dar la vuelta y observar el escenario vacío junto a él. Con un último gesto un centenar de especialistas midieron mi cuerpo, copiaron mis facciones en el detalle del papel, estudiaron dimensiones y textura de mi cuello y de mi pelo, para luego quitarme cada una de las prendas hasta dejarme abandonado y desnudo ante la promesa de la perfección.

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